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Editorial de EL UNIVERSAL
El Olimpo del ministro
05 de agosto de 2009

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Para el ministro de la Suprema Corte Sergio Aguirre Anguiano, las autoridades encargadas de investigar y sancionar la muerte de 49 niños por el incendio en la guardería ABC han actuado “de forma diligente” y “han llevado a cabo los actos necesarios para esclarecer” los hechos. Por tanto, no hay necesidad de que el máximo tribunal intervenga en el asunto. ¿Para qué averiguar, si en México se cuenta con autoridades administrativas ejemplares que sólo por azar, y no por bárbara negligencia, provocaron tan grande tragedia?

Cabe interrogar a este ministro, también ejemplar: ¿es “diligente” haber dejado pasar un mes antes de capturar a los dueños de las guarderías, y por tanto darles tiempo suficiente para que se esfumaran? ¿Lo es haberse pasado la responsabilidad de una instancia a otra, del gobierno federal al gobierno local, de un funcionario al de junto, sin que nadie fuera capaz de asumir la carga que a cada quien le correspondía?

Otra razón por la cual, según ese ministro ponente, no resulta necesario que la SCJN investigue es porque el asunto no tiene un “impacto trascendente en la forma de vida de la comunidad”. ¿Cuántos niños debieron morir entonces para que el asunto fuera trascendente? No hay manera de hacer esta afirmación hoy en México, a menos que se haya vivido en el Olimpo durante los últimos meses.

Al resto de los integrantes de la Corte les toca plegarse a tan descabellados argumentos o dar al expediente de la guardería ABC la máxima atención por el dolor social que ha provocado, por la red de complicidades que esconde detrás suyo, y porque los funcionarios responsables de fincar responsabilidades han sido, ellos mismos, unos irresponsables.